Non tódolos días chega unha estrela a Barreiros. Gerardo García Berodia (Madrid, 6-6-81) cambiou os focos pola brisa do mar. Os contratos profesionais e os anuncios pola ‘pachanga’ dos venres no Cascabeiro. Un cambio radical, unha adaptación á realidade para quen se nega a deixar o que lle fai feliz. A pelota sorrí de novo, o ‘Mago’ está de volta un ano e medio despois. E os afeccionados lucenses terán o seu merecido epílogo tras a súa descafeinada marcha do CD Lugo.
(Realizamos esta entrevista en castelán por deferencia ao noso entrevistado).
FUTBOLINLUGO: Buenas Gerardo. Parece que elegiste el año más complicado para volver al verde…
BERODIA: Pues si. Esto de la pandemia afecta a todo. Si nos dejan jugar jugaremos. Veremos.
FIL: Empecemos por el principio. ¿Cómo acaba Gerardo Berodia en A Mariña?
BER: Ya habíamos decidido a finales de 2019 irnos a vivir a la costa de Lugo. Cuando teníamos todo más o menos previsto, estalló el tema del COVID. Nos quedamos en Madrid durante el confinamiento. Vinimos en verano. Teníamos ganas, queríamos venir para aquí, nos gusta mucho la zona.
Quería matar el gusanillo pero es otro ritmo
FIL: Imaginamos que ahora llevas una vida muy distinta tanto en lo personal como en lo futbolístico…
BER: Evidentemente después de jugar a un nivel más profesional, yo ya no estaba para entrenar cuatro días a la semana y jugar en Tercera División o así. Quería matar el gusanillo de entrenar y jugar. Pero es otro ritmo, obviamente.
FIL: Pero hay cosas que no cambian. Tenías el cartel de estrella en Bolivia y también en Barreiros.
BER: Cambia mucho el cuento pero al final lo que trato es de jugar y competir los fines de semana. Estar en un grupo y tratar de ayudar. En Barreiros insistieron mucho y considero que les puedo echar una mano.
FIL: ¿Qué te aporta el fútbol aficionado que no te diese el fútbol profesional?
En Barreiros insistieron mucho y considero que les puedo echar una mano
BER: La exigencia no es la misma, a nivel de todo. De descanso, de alimentación. El fútbol profesional es un mundo completamente diferente, hay que dedicarse 100% a ello. Aquí tienes la posibilidad de compaginarlo con cualquier trabajo, tu vida personal. Que puedas entrar y salir sin medir tanto el como tienes que hacer las cosas. Trato de disfrutar y pasarlo bien.
FIL: Ahora toca la contraria. ¿Qué echas de menos del fútbol profesional que no tengas ahora?
BER: El día a día de entrenar por la mañana, de sentirte futbolista y vivir de ello. Jugar en buenos campos y sentir la adrenalina con la gente en las gradas. Todo el mundo siempre quiere vivir o trabajar de lo que te gusta. Era mi medio de vida y ahora no. Ahora juego por ocio, es un concepto diferente. Quiero disfrutar de los compañeros, del grupo y de esta zona nueva a la que vengo a vivir. Ya soy mayor y todo lo que el cuerpo me deje estaré agradecido.
Si a final de temporada me encuentro fenomenal a lo mejor me planteo otra opción
FIL: Decías que Barreiros insistió mucho. ¿Fue la única oferta que tuviste en tu regreso a la provincia?
BER: Me llamaron varios equipos, bastantes la verdad. No tenía intención de meterme una exigencia de entrenamientos de tres o cuatro días a la semana. No me apetecía eso. Llevo año y medio parado, quiero ver como me encuentro. Si a final de temporada me encuentro fenomenal y me pongo en peso a lo mejor me planteo otra opción para el año que viene
Con el Viveiro fui honesto, no me veía para jugar en Tercera División
FIL: Se habló mucho del Viveiro. ¿Qué llegó a haber realmente de ese tema?
BER: Hubo contacto, como con muchos clubs de la zona. Me preguntaron por mi situación y poco más. Fui muy realista y les dije que no me veía para jugar en Tercera División a día de hoy. Quise ser honesto con ellos, así como con todos los clubs de ‘nivel’ que llamaron.
FIL: Por lo que dejas caer, existió interés de todas las categorías superiores a las del Celta Barreiros.
Ya soy mayor y todo lo que el cuerpo me deje estaré agradecido
BER: Si, de la zona todas. Es así.
FIL: Por último, sabes que tenemos una pizza pendiente en Galipizza, ¿recuerdas?
BER: Vamos cuando queráis, solo tenéis que llamarme y vamos.